SAN BONIFACIO Y EL ROBLE PAGANO
Una de las leyendas más conocidas que enlaza esta tradición pagana con el cristianismo se sitúa en la Alemania medieval. Se cuenta que San Bonifacio (siglo VIII), un misionero británico, derribó un roble dedicado al dios Thor e invitó a los paganos a reunirse en torno a un joven abeto cercano, al que designó como el árbol del Niño Jesús para celebrar su nacimiento.
Más tarde, en la Alemania medieval, apareció la forma más cercana al árbol navideño actual. Cada 24 de diciembre se celebraba la "Fiesta de Adán y Eva", en la que se empleaba un árbol adornado con manzanas, dulces y velas para evocar el Paraíso y el Árbol de la Vida. A partir de este trasfondo simbólico, y especialmente en ciudades bálticas como Tallin (1441) o Riga (1510), se documenta la costumbre de erigir árboles de Navidad en plazas públicas.
La costumbre se popularizó ampliamente en Europa en el siglo XIX, en gran parte gracias a la influencia de la realeza. En 1841, la reina Victoria y su esposo, el príncipe Alberto (de origen alemán), hicieron de la decoración de un abeto una tradición familiar en el Palacio de Buckingham, lo que rápidamente se difundió entre la nobleza y, posteriormente, entre la burguesía.
La tradición del árbol de Navidad llegó a España de forma tardía y, como en otros lugares, a través de la influencia de la nobleza europea. Se considera que el primer árbol de Navidad en España se instaló en Madrid durante las Navidades de 1870.
La impulsora fue Sofía Troubetzkoy, una aristócrata rusa que se había casado en segundas nupcias con el duque de Sesto, José Osorio y Silva-Bazán, un prominente político y militar español. Sofía, acostumbrada a la costumbre en otros países europeos, mandó instalar un abeto decorado en el Palacio de Alcañices (ubicado donde hoy se encuentra el Banco de España, en el Paseo del Prado de Madrid).
FAMILIA DECORANDO EL ÁRBOL DE NAVIDAD
A pesar de esta introducción temprana en la alta sociedad madrileña, la tradición no arraigó de inmediato ni de forma generalizada. Durante muchas décadas, la costumbre navideña por excelencia en los hogares españoles siguió siendo el Belén o nacimiento.
El árbol de Navidad se fue popularizando de forma progresiva a lo largo del siglo XX, especialmente a partir de la segunda mitad, influido por las modas y la iconografía navideña que llegaban de otros países de Europa y Norteamérica, hasta convertirse en un elemento imprescindible de la decoración navideña actual.
El árbol de Navidad se fue popularizando de forma progresiva a lo largo del siglo XX, especialmente a partir de la segunda mitad, influido por las modas y la iconografía navideña que llegaban de otros países de Europa y Norteamérica, hasta convertirse en un elemento imprescindible de la decoración navideña actual.

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