
LA ANUNCIACIÓN (1672)
Oleo sobre lienzo - 236.5 x 169.9 cm.
Luca Giordano
MUSEO METROPOLITANO DE ARTE (MET) - NUEVA YORK
El tema central de esta pintura es la Anunciación, uno de los pasajes más trascendentales de la tradición cristiana, narrado en el Evangelio de Lucas. El momento representa la visita del Arcángel Gabriel a la Virgen María para revelarle el plan divino: ella concebirá un hijo por obra del Espíritu Santo, al que deberá llamar Jesús, el Mesías. Es el instante en que el Verbo se hace carne, marcando el inicio de la Encarnación. Históricamente, este evento ha sido interpretado como la aceptación de María de su destino y, por extensión, de la voluntad de Dios, simbolizando la humildad y la pureza de la humanidad ante lo divino.
La obra de Luca Giordano (Nápoles,1634–1705), pintada en 1672 y conservada en el MET Museum de Nueva York, capta el momento en que el Arcángel Gabriel aparece ante la Virgen María para anunciarle su concepción divina. La composición, dinámica y teatral, está dominada por el vuelo diagonal de Gabriel, quien desciende desde una luz dorada y celestial, llevando el lirio blanco, símbolo de la pureza y la virginidad de María. La Virgen, vestida con túnica roja y manto azul, está arrodillada junto a un atril, interrumpiendo su lectura, con una expresión de sorpresa y sumisión reverente; su mano sobre el pecho y la otra extendida expresan una mezcla de aceptación y humildad.
Estilísticamente, el cuadro es un brillante ejemplo de la madurez de Giordano. Combina el claroscuro dramático (la técnica de contrastes fuertes de luz y sombra) heredado de Caravaggio y de su maestro Ribera, con la rica paleta de colores y la pincelada fluida propias de la escuela veneciana, particularmente de Tiziano y Veronés, a quienes admiraba y estudió. La composición emplea una diagonal ascendente que une a María y Gabriel con el foco de luz superior, creando profundidad y magnificencia. Los lirios blancos que lleva el ángel, símbolo de la pureza de María, y la postura humilde de la Virgen ante el mensaje, refuerzan el simbolismo teológico central de la obra.
Luca Giordano, apodado Luca Fapresto por su notable rapidez de ejecución, fue uno de los pintores italianos más influyentes de la segunda mitad del siglo XVII. Su inigualable talento le permitió trabajar para las cortes más importantes de Europa. Tras consolidarse en Italia, fue llamado a España por el rey Carlos II, donde pasó una década fundamental (1692–1702) decorando el Monasterio de El Escorial, el Palacio del Buen Retiro y otros importantes complejos, introduciendo el estilo barroco triunfante que dejó una huella duradera en la pintura española. Murió en Nápoles, dejando un vasto legado de óleos y frescos de temas mitológicos y religiosos.
0 comentarios:
Publicar un comentario