SANTA JUSTA Bartolomé Esteban Murillo - 1665 Meadows Museum (Dallas) | SANTA RUFINA Bartolomé Esteban Murillo - 1665 Meadows Museum (Dallas) |
Cuenta la tradición que fue el apóstol Santiago quien trajo el cristianismo a España y organizó en Triana la primera comunidad cristiana de Sevilla a cuyo frente quedó un fiel y aventajado discípulo que alcanzaría la santidad con el nombre de San Pío. Esta primera comunidad, pequeña pero de profundas convicciones, estuvo formada principalmente por personas del gremio de ceramistas y alfareros del arrabal.
Fue ese el motivo de que al decretarse la persecución de los cristianos por el emperador Diocleciano la mayoría de las víctimas de Sevilla fueron personas pertenecientes a este gremio y, entre ellas, las hermanas Justa y Rufina.
SANTA JUSTA Y SANTA RUFINA
Bartolomé Esteban Murillo - 1666
Museo de Bellas Artes de Sevilla
San Isidoro, arzobispo de Sevilla, nos relata este suceso en un escrito que la Iglesia ha declarado rezo oficial para el día de ambas Santas, el 17 de julio, y del que haremos una síntesis de su contenido.
Justa y Rufina eran dos hermanas virtuosas que ejercían de alfareras en su hogar de Triana. Justa había nacido el año 268 y Rufina el 270. Desde niñas ayudaban en el negocio familiar y con el fruto del trabajo podían vivir de forma sencilla ayudando también a los necesitados. Ambas pertenecían a la pequeña comunidad cristiana del arrabal trianero.
SANTA JUSTA Y SANTA RUFINA
Francisco de Goya - 1817
Catedral de Sevilla
En el mes de julio se celebraban las Adonías, una fiesta pagana en honor de Adonis en la que se sacaba en procesión una efigie de Salambó, nombre con el que los fenicios conocían a la diosa romana Venus. El numeroso séquito de oficiantes que acompañaba a la imagen recorría las calles de la ciudad solicitando ofrendas para el culto de la diosa.
Al llegar al puesto donde Justa y Rufina vendían sus productos se detuvieron para solicitarles una ofrenda a lo que las hermanas se negaron reiteradamente. Entonces, algunas de las oficiantes les volcaron el tenderete provocando la rotura de los objetos de cerámica que vendían. Las hermanas respondieron arrojando al suelo la imagen de la diosa que quedó hecha añicos por estar también hecha de barro cocido.
FIGURA FENICIA DE TERRACOTA
Probablemente representa a la diosa Venus
Museo de Cádiz
El escándalo fue mayúsculo en toda Híspalis y llegó hasta el emperador Diocleciano que ordenó al Prefecto de Sevilla la detención de las hermanas para castigarlas y hacerlas renegar de la fe cristiana. Así ambas fueron procesadas y encarceladas pero se negaron a renegar de su fe por lo Diogeniano, Prefecto de Híspalis, las sometió a diversos tormentos cada vez más crueles y dolorosos.
Primero fue la tortura del potro a la que siguió el garfio de hierro. Las hermanas soportaron el dolor y se mantuvieron en su fe. Tras arrancarles las uñas de manos y pies, les obligaron a ir andando descalzas, atadas a un carro, desde Sevilla hasta Almadén de la Plata, en la Sierra Morena sevillana. Sin fuerzas y con los pies destrozados pero con una inmensa fe llegaron hasta el lugar sin renegar de sus creencias.
EMPERADOR DIOCLECIANO
Escultura florentina del siglo XVII
Castillo de Vaux-le-Vicomte (Francia)
Volvieron a encarcelarlas, esta vez sin darles agua ni alimento alguno lo que provocó la muerte de Justa el 17 de julio del año 287. Su cadáver fue arrojado a un pozo o fosa del que fue recuperado por el obispo Sabino. Rufina, le hermana menor que había sobrevivido, fue llevada dos días más tarde al anfiteatro para que la devorase un león pero este se mantuvo dócil ante la Santa no causándole daño alguno por lo que Diogeniano ordenó degollar a Rufina y quemar su cuerpo. Los restos y cenizas de la Santa fueron recuperados posteriormente por el obispo Sabino.
Aquel mismo año de su muerte, Sabino dio sepultura común a los restos de las dos Santas en un lugar que hoy conocemos como Campo de los Mártires. Justa y Rufina fueron reconocidas como mártires y Santas siendo nombradas Patronas protectoras de Sevilla y Patronas de los alfareros. Sus restos fueron venerados en Sevilla hasta la llegada de los árabes en que fueron escondidos para su protección.
ARA FUNERARIA
Iglesia Parroquial de San Jorge
Alcalá de los Gazules (Cádiz)
En Alcalá de los Gazules, en la Ermita de los Santos Mártires, hoy desaparecida, el año 1800 se encontraron unos restos que se cree pertenecen a las Santas por figurar su nombre en un ara funeraria hallada en el lugar. Estos restos se encuentran depositados en la actualidad en la Iglesia parroquial de San Jorge en Alcalá de los Gazules. También existen reliquias de las Santas en la localidad zaragozana de Maluenda.
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