Lleno absoluto o como se dice ahora "to petao". El Metro, a punto de infarto; Tussam, como sardinas en lata y para más "inri" en huelga y suspendidos el cincuenta por ciento de los servicios previstos al recinto ferial; en el Charco de la Pava casi imposible encontrar aparcamiento y colas mayores a las de la Expo92 para coger las lanzaderas, tanto de ida como de vuelta; ríos humanos en cualquier calle que desemboque en la Feria, especialmente Asunción; y las casetas "toas petás".
Por otra parte, muchísimas "flamencas", gente con ganas de divertirse, cientos de corrillos cantando y bailando sevillanas no solo en las casetas sino en cualquier lugar de la calle, los naranjos en flor y el perfume del azahar en el aire para sofocar el "aroma" equino; en fin, colorido y alegría a raudales.
Dos detalles me llaman la atención en Semana Santa y Feria: el primero, cómo realza la belleza de las mujeres tanto el traje de mantilla como el de flamenca y el arte que tienen para lucirlo; el segundo, ¿de dónde sale tanta gente? Esta última cuestión mejor ni planteársela porque, a pesar del primer detalle, probablemente me hubiera quedado en casa.
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