Como es muy grande la sabiduría de nuestros gobernantes, a los que el Todopoderoso dotó de gran inteligencia para administrar los impuestos de sus vasallos, he aquí que el Gran Diseñador de Formas ha querido enviarles, durante un sueño profundo, una idea genial. Harán construir un gran elevador que, desde el embarcadero, lleve a los siervos hasta la fortaleza, evitándoles así el penoso camino de veredas peligrosas donde puedan ser atacados o sufrir accidentes. Este elevador será costeado integramente por el Alcaide de la fortaleza y los nobles gobernantes de la Villa que, en su magnanimidad, quieren eximir a sus siervos y vasallos de tener que asumir el elevado coste de esta obra, la cual será admirada por la generaciones venideras por su belleza y modernidad.
El elevador tendrá vigilancia permanente para evitar que algún alcaide vecino envidioso pueda sustraerlo para adorno y boato de su pueblo.
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