VIRGEN DEL ROCÍO - SIGLO XVII
Imagen recuperada de la sillería del altar mayor de la Parroquia de Almonte tras su incendio en 1936
En el corazón de la historia, despojados de las divisiones administrativas modernas, emerge una verdad ineludible sobre los orígenes de la devoción rociera: la Virgen del Rocío y Almonte, su cuna, nacieron indudablemente bajo el amparo y la jurisdicción del Reino de Sevilla.
Remontémonos al legendario siglo XV, la época en que la bendita imagen fue hallada en el paraje de Las Rocinas. En aquel entonces, no existían las provincias como las conocemos hoy; la organización territorial de la Corona de Castilla se vertebraba en reinos. Y es aquí donde la conexión sevillana se hace patente: Almonte, con sus marismas y su emblemática ermita, era parte intrínseca del Reino de Sevilla.
Desde un punto de vista puramente histórico y administrativo, la tierra que acogió el milagroso descubrimiento, el suelo donde se arraigó la devoción primera a la Patrona de Almonte, era territorio sevillano. La gestión, la jurisdicción y la pertenencia de esta tierra a la Corona de Castilla se ejercían a través de la capital del Reino, Sevilla.
Así, sin caer en anacronismos ni en las redefiniciones territoriales posteriores, es justo y preciso afirmar que, en el momento de su génesis, la Virgen del Rocío vio la luz, por decirlo de alguna manera, en un espacio geográfico y administrativo que era, a todas luces, sevillano. Su nacimiento está, por tanto, intrínsecamente ligado a la grandeza y la jurisdicción histórica del Reino de Sevilla.
MAPA DEL REINO DE SEVILLA - 1781
Instituto Geográfico Nacional
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