miércoles, 18 de abril de 2012

Leyendas de Sevilla - 12 El Cristo del Cachorro


Cristo de la Expiración "El Cachorro" en su capilla

      Era el año 1682 cuando la Hermandad del Patrocinio cuya sede estaba en la ermita de la Candelaria, actual iglesia de San Jacinto, encarga al imaginero Francisco Antonio Ruiz Gijón una talla del Cristo de la Expiración.
      Y cuenta la historia que…

      Vivía por entonces en el arrabal de Triana un gitano al que apodaban “Cachorro” que cada día atravesaba el puente de barcas sobre el Guadalquivir para llegar a Sevilla. El gitano, de los llamados castellanos nuevos, tenía buen porte y rondaba persistentemente por cierta calle de la ciudad lo que motivó los celos de un vecino de la misma que sospechaba que las visitas eran para su esposa y que ambos eran amantes.
      Los celos encendieron su ánimo y cierto día, sabiendo que “Cachorro”, a su regreso a Triana, se detenía siempre en la Venta Vela , se ocultó cerca de ella y lo esperó. El gitano, ajeno al peligro que corría, se dirigió al pozo para sacar agua con que refrescarse y mientras se inclinaba sobre el brocal recibió traicioneramente siete puñaladas que acabaron con su vida.
      Cuentan que el imaginero estaba en la Venta y al oír los gritos del gitano, salió al exterior y presenció la agonía de aquel infortunado. El rostro de dolor y la mirada suplicante del moribundo quedaron grabadas en su mente y sirvieron de modelo para el rostro del Cristo que estaba tallando.


Puerta de Triana
Estuvo situada en el inicio de la calle San Pablo y comunicaba la ciudad con el Arenal y el puente de barcas sobre el Guadalquivir que conducía al arrabal de Triana.


      La investigación llevada a cabo por la Justicia en torno al crimen demostró que efectivamente el gitano visitaba frecuentemente a una dama en esa calle y ésta era la mujer del asesino pero… no eran amantes, eran hermanastros y el motivo de verse en secreto era que no se conociese el origen gitano de la dama a fin de no perjudicarla socialmente. Ella ayudaba con pequeñas dádivas al hermano de sangre que vivía humildemente en el arrabal trianero.

      Cuando la imagen fue entregada a la Hermandad y expuesta al culto, los trianeros pronto reconocieron en aquel rostro al infortunado gitano que tan injusto y mal fin había tenido y el Cristo de la Expiración recibió el apodo con que Sevilla lo conoce desde entonces “El Cachorro”.


El Cachorro en las calles de Sevilla

2 comentarios:

Andaluz dijo...

Mi madre me solía contar esa historia como cuento para dormir. Una historia muy bonita paisano.

Un abrazo!!

galise dijo...

Es una de las más populares en Sevilla aunque no está documentada históricamente, cosa por otra parte lógica al ser una leyenda.
Dicen los versados en historia que el apelativo de "El Cachorro" se debe a escritores de los siglos XVII y XVIII que empezaron a llamar a Jesús como "el cachorro del León de Judá" (terminología religiosa proveniente del Génesis) y el pueblo, por acortar, terminó llamándole solo "El Cachorro".