viernes, 29 de junio de 2007

San Juan no tiene campo


Sí, amigos, por raro que les suene San Juan de Aznalfarache no tiene campo. Ya sé que todas las ciudades están rodeadas de campo, no digamos los pueblos o las aldeitas perdidos en medio del campo. Sí, lo sé, pero les repito que San Juan no tiene campo.
Dicen los abuelos del lugar que una vez hubo olivos y San Juan vivió de sus frutos. Cuentan las crónicas de Al-faray que las riberas del Guadalquivir estaban llenas de huertos y el perfume de las rosas de sus jardines podía percibirse cuando las embarcaciones pasaban la vieja Caura (Coria del Río). Las monedas romanas de Osset nos muestran la riqueza de nuestra fértil tierra cuyas viñas abastecían a la codiciosa Roma del preciado vino de las tierras conquistadas a Tartessos.
¿Y qué ocurrió? ¿Cuándo nació una mente tan retorcida que decidió dejar huérfana nuestra villa de los verdes olivos que la bañaban? ¿Quién fue el necio Nerón que nos arrebató nuestro campo?
Los niños de San Juan nunca han visto el campo, no saben lo que es, no son conscientes de que ahí está el alma y la tradición de los pueblos y que sin campo no hay humanidad, no hay cultura , no hay vida ...
¿Quién fue el canalla que robó la inocencia de nuestros niños? ¿Quién nos robó el campo?

jueves, 28 de junio de 2007

San Juan de los Apaches y la EXPO

      Finalizaba la década de los 80 cuando, por motivos de trabajo, vine a vivir a San Juan. Buscaba piso o casa para comprar y había pocos carteles de "SE VENDE" por aquel entonces. 
      En una de las calles del Barrio Alto vi una pequeña casita con su cartelito en la ventana y me decidí a entrar para preguntar su precio y poder verla si el susodicho entraba dentro de mis posibilidades. Me recibió, muy amablemente, una vecina con su bata de guata y sus rulos (lógico, estaba en su casa) a la que le mostré mi interés por la casita en cuestión; la señora, después de preguntarme por mi familia, mi origen, mi trabajo, mis amigos y no sé qué miles de cosas más, y de contarme las bondades del pueblo, de su calle, de sus vecinos y de su casita (todo esto sin pasar de la puerta) me espetó: "Mire usted, señor, yo la vendía por cinco millones pero con la EXPO me van a dar muchos más así que no la voy a vender ahora". 
      Me quedé atónito y recordé lo que me habían dicho en una agencia de Tomares cuando le dije que venía a vivir a San Juan: "¿Sabe usted que a ese pueblo le llaman San Juan de los Apaches?".

miércoles, 27 de junio de 2007

San Juan de Aznalfarache


     
      Ruido insoportable, no hay descanso diurno ni nocturno en este pueblo. Sólo cuando la canícula aprieta, la canalla vociferante se guarece en sus madrigueras. A la caída de la tarde se desperezan las alimañas afilando sus agudas gargantas para el aquelarre nocturno. No hay madrugada, no hay descanso para el que trabaja honradamente, la noche es de las fieras que campan por la ciudad con total impunidad. Durante el día, las alimañas duermen plácidamente mientras sus víctimas vuelven al trabajo para que la fiera tenga su comida asegurada.